miércoles, 15 de agosto de 2007

Desafio del apocalipsis

Apocalipsis

Sombras caen en el interior del alma
Gimen, ladran, maúllan sin temor aparente.
Cae el gallo a la mañana de su ultimo canto
Y aparece el huesudo, con su reloj anacrónico

Si, me dice, ya es la hora
El hombre muere,
Como nace en la esperanza.

Levanta el brazo,
Para descuido mío
Revela la clave,
Y yo caigo en asombro
Sin poder mirarlo.

Fuego, mata al fuego,
Como beso de pasión,
Como carta de amor infinito,
Pero ya no existe esto,
Ya no existe amor

El ríe, cae de bruces al suelo
Soltando la hoz,
Por su maquiavélica risotada
Mira desde lejos, dentro de mis ojos
Perdido en los suyos inexistentes.

Y veo, cabras en agosto
Arriba del tejado Esperando ovejas,
que tejen su ultimo chaleco esperanzador.
Gritan en idioma selvático
los lamentos de Satanás,
lastima que no sea bilingüe,
por qué de verdad me han conmovido el corazón.


Y le dije, ¿Así es el fin del mundo?
Y el me dijo, riendo en la acoplada incoherencia
¿No te parece mucho?, o ¿acaso vives en esto a diario?
Me dijo golpeando, el bate filoso con nombre de muerte.
No solo decía, me precipite en el caos de mi mente
A contestar a forma de un X, lo que era Y.
Pero el señor oscuro tomo mi mano,
La marco, jugo con la amputación,
Y dijo:

“Cuando todo sea, será el fin de tu mundo”

Amen grite, y desaparecí del lúgubre mundo
Para llegar a uno mas lúgubre y asqueroso,
Apocalipsis, ¡que va!, el mundo es Apocalipsis.
Y el sueño es lo real.

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